
Con el lema “NUESTRAS ACCIONES SON NUESTRO FUTURO. UNA ALIMENTACIÓN SANA PARA UN MUNDO #HAMBRECERO”, la FAO pone de manifiesto el cambio drástico de dietas y hábitos alimentarios en nuestra población, lo que unido al sedentarismo nos deja un escenario de 672 millones de adultos y 124 millones de niños obesos, mientras que más de 820 personas padecen hambre.
La dieta poco saludable constituye el principal factor de riesgo de muertes por enfermedades no transmisibles, incluidas las cardiovasculares, la diabetes y ciertos tipos de cáncer y se estima una contribución a una quinta parte de las muertes a nivel mundial.
Hay que añadir a estos datos que el modo en que funcionan los sistemas alimentarios, con una producción de alimentos intensificada, combinada con el cambio climático, está causando una pérdida rápida de biodiversidad. Hoy en día, solo nueve especies de plantas representan el 66% de la producción total de cultivos, a pesar del hecho de que a lo largo de la historia, más de 6000 especies se han cultivado para obtener alimentos. Una variedad diversa de cultivos es crucial para proporcionar dietas saludables y salvaguardar el medio ambiente.
El mensaje de la FAO sin embargo es optimista en cuanto a la disponibilidad de soluciones y herramientas asequibles para reducir todas las formas de malnutrición.
Para empezar a actuar la FAO incluye unas recomendaciones alimentarias básicas e invita a que se consulten las recomendaciones o guías alimentarias de cada país (http://www.fao.org/nutrition/education/food-based-dietary-guidelines/regions/countries/spain/es/), cuyo objetivo es informar a los ciudadanos de cómo dirigir sus dietas hacia una alimentación saludable (http://www.fao.org/world-food-day/take-action/es/).